OCKIER, María Cristina. (2020) Fortineras, mujeres en las fronteras. Ejércitos, guerras y género en el siglo XIX. Buenos Aires, Imago Mundi, 297 pp. (Prólogo de Mónica Tarducci)

El libro de María Cristina Ockier es el resultado de una exhaustiva investigación sobre la experiencia de las fortineras, mujeres vinculadas a las tropas que culminaron con la ocupación de las tierras pertenecientes a los pueblos originarios. Sin embargo, la obra excede el título principal para sumergirse en el mundo de la presencia de las mujeres en el contexto de las guerras en nuestra América Latina. La autora se introduce en un recorrido sobre la presencia de mujeres en la línea de frontera en tiempos coloniales, así como en los ejércitos que participaron en las guerras de independencia, en las guerras civiles y en los conflictos entre los jóvenes Estados latinoamericanos, inscribiendo la experiencia de las fortineras en un marco histórico más amplio. Las relaciones de poder forjadas en torno a género, la clase y la etnia constituyen el marco conceptual a partir del cual la autora restituye a las mujeres al protagonismo en los ejércitos de la frontera y jaquea el silencio historiográfico sobre la contribución femenina en estos contextos.

Las mujeres que, de una manera u otra, estuvieron vinculadas a los conflictos armados durante el siglo XIX en el continente, provenían de diferentes sectores sociales. Esta procedencia, aún desde una perspectiva androcéntrica, influye en su inclusión en los relatos históricos, siendo rescatadas unas y relegadas otras al silencio.Según la interpretación de la investigadora, este silencio “pesó más fuertemente sobre las que pertenecían a los sectores más pobres” (pág. 35) o sobre aquellas que no tenían relación con un referente masculino “cuyo nombre o posición social justificasen un mínimo recuerdo” (pág. 36) Pese al olvido, como señala Ockier, las presencia en los escenarios bélicos eran una experiencia casi cotidiana en la vida de las mujeres.

La autora rastrea las interpretaciones sobre la supuesta incompatibilidad entre el sexo femenino, las armas y la guerra. Al comienzo de su obra plantea algunos interrogantes relativos a la exclusión en las narrativas castrensesde la experiencia femenina, que explicancómo las funciones vinculadas a la guerra devinieron históricamente en patrimonio de los varones, cómo la división sexual en el uso habilitado o vedado de las armas para uno u otro sexo influyó en la construcción de las subjetividades comúnmente asociadas a varones y mujeres.

La lectura minuciosa y a contrapelo de fuentes militares, relatos de viajeros, diarios y memorias de militares, médicos y religiosos que fueron protagonistas de las campañas, le permiten a Ockier analizar de manera aguda la subrepresentación de las mujeres en los relatos, los conflictos que suscitaba para el Estado la necesidad de su incorporación y las relaciones de género al interior de la vida militar.Estas fuentes fueron producidas por varones europeos y argentinos pertenecientes a los sectores dominantes y es con esta alerta que la autora nos invita a pensarlas críticamente. Las escasas referencias a las mujeres oscilan entre las calificaciones despectivas aludiendo a su condición étnica o a una sexualidad promiscua por un lado, y las que las exhiben como abnegadas, por otro.

El libro se enmarca en los estudios de género. La autora rastrea los temas y problemas de la historiografía militar que excluyen tradicionalmente preguntas sobre la existencia femenina.  Una historia que involucre mujeres requiere volver relevante lo que era trivial para aquella historiografia. Restituir la historia a las mujeres no es una mera operación de añadido. La apuesta de la autora es problematizar y cuestionar los supuestos androcéntricos en los que se ha basado la historia utilizando la categoría de género como un factor en torno al cual se construye poder.

El libro está integrado por tres partes: “Guerras y mujeres en la historia” “Control de cuerpos y territorios”, “Las fortineras”, las cuales a su vez se dividen en varios capítulos. Además, cuenta con un anexo compuesto de piezas fotográficas. En este, la escasez de las fotografías con mujeres nos muestra la poca relevancia conferida a su presencia por las fuentes militares y cronistas de la frontera. También incluye una serie de cuadros con información de fuentes castrenses en las que constan la situación de algunas tropas y sus familias y la estimación de los aprovisionamientos y racionamientos. Concluye este anexo con un Glosario de algunas trayectorias de vida de varones militares.

En la primera parte se aborda la relación “conflictiva” entre las actividades marciales y las mujeres, y la presencia de estas últimas en los conflictos armados en la Latinoamérica del siglo XIX. Ockier contrasta diferentes teorías y relatos acerca de la asociación entre masculinidad, guerras y mujeres en los campos de batalla. Señala la dificultad de la escasez de fuentes relativas a las experiencias femeninas debido a la visibilidad negada por la historia tradicional e ilustra el menosprecio a los trabajos que ellas llevaban a cabo. Así, repasa las acciones de mujeres comprometidas directamente con luchas independentistas, guerras civiles y la actividad de mujeres ligadas familiarmente a varones militares, advirtiendo, también, formas de cautiverios que sufrieron en esos contextos.Para esto, recoge sus nombres y hace un registro de las tareas llevadas adelante por las mujeres en el frente: desde la asistencia a los soldados –alimentación, vestimenta, enfermería- hasta tareas de espionaje e incluso la participación directa en el campo de batalla.

En la obra, la acción de las mujeres en la guerra de la Triple Alianza, tiene un lugar especial. Se hace foco en las diferentes formas de participación de acuerdo al sector social y al vínculo con los militares varones. Se reveló la existencia de numerosa cantidad de mujeres en los campamentos algunas de las cuales, calificadas como opositoras políticas, padecieron enormes sufrimientos. Situaciones similares se referencian respecto de la participación de las mujeres en la denominada guerra del Salitre (entre Chile, Bolivia y Perú). En muchos relatos se refiere que la cantidad de mujeres, acompañando a sus familiares varones para las tareas de cuidado y asistencia, era igual o levemente inferior a la cantidad de varones. Incorpora algunas notas sobre la experiencia mexicana señalando distintos contextos y tipos de funciones que desarrollaron las mujeres. En el frente de batalla, ellas inspiraron tanto argumentos benévolos y complacientes como contrarios a su participación. No obstante, sean de uno u otro tipo, todos ellos reproducían los estereotipos de género. En este sentido, muchas se vieron envueltas en comentarios descalificatorios por sus relaciones amorosas o sus actividades asociadas con la prostitución. En todos estos países las mujeres ‘anónimas’ en los ejércitos a lo largo del siglo XIX fueron designadas con distintos nombres: rabonas, juanas, adelitas, soldaderas, soldadas.

En la segunda parte se aborda fundamentalmente la emergencia de las fronteras, teniendo en cuenta las políticas militares y las relaciones con las poblaciones indígenas. Se muestra cómo los fortines fueron uno de los elementos iniciales funcionales para mantener a las poblaciones que se instalaban en las fronteras. La vida de las mujeres pobres y de las indígenas fue particularmente sometida a diversas políticas represivas, ya sea directamente sobre el cuerpo (cortes de pelos coercitivos, engrillado de pies como castigo, violencia física y sexual) como discursivamente a través de la moralización negativa de la pobreza, de su sexualidad, padeciendo corporalmente y en la ruptura de sus vínculos sociales y familiares.

En la tercera sección, se advierte que la presencia femenina en los cuerpos armados de frontera data de tiempos coloniales. Las precarias condiciones de vida en la frontera, minuciosamente descripta por las fuentes que proporciona la autora, la pérdida de una red de vínculos y las duras condiciones de la disciplina militar son parte de los motivos que explican las frecuentes deserciones por parte de los varones. Las fortineras fueron la contracara de los ejércitos de leva, es decir, de los ejércitos integrados por varones civiles reclutados obligatoriamente. Una de las políticas de disciplinamiento social del período que ocupa esta investigación fue el reclutamiento compulsivo de varones considerados vagos y malentretenidos: mestizos, mulatos, blancos pobres, sin propiedad y sin poder acreditar ocupación. Las mujeres que compartían esta condición, pobres y sin oficio, se vieron compelidas a un destino similar, a la par de sus compañeros de clase, asignándoseles diversas ocupaciones coercitivamente. 

El control de la frontera con el indio, ese límite poroso, escenario de enfrentamientos, pero también de intercambios, quedó a cargo de estas tropas. La condición de la existencia de los fortines fue la presencia de las mujeres fortineras, pertenecientes al mismo sector social que los varones que se integraban a la tropa: mestizas, pobres, víctimas de disciplinamiento social en tanto tales. La mayoría de ellas eran familiares de los soldados y se unían a la tropa ante el desamparo que implicaba el reclutamiento masculino. Otras eran confinadas en los fortines por ser consideradas ‘prostitutas’, atribución que les implicaba recibir diversas formas de violencia. El tercer grupo lo constituían las mujeres indígenas cautivas, capturadas por el ejército.

Más allá de sus distintas procedencias, tenían en común que estaban allí por su condición de género, y para prestar ‘servicios’ doméstico y sexual de acuerdo a las determinaciones asignadas por el sistema de poder de género. Los beneficiarios eran los soldados, encadenándose una suerte de alianza entre jefes y tropa, entre quienes se concedían la presencia de las mujeres y sus beneficiarios directos, produciéndose un acuerdo en clave patriarcal que trascendía los límites de clase.

Las “fortineras” no recibían remuneración, pero sí racionamiento, aunque no todas. Aparece el lazo, nuevamente, entre género y clase: las mujeres de los jefes recibían más ración que las de la tropa, al igual que ocurría con los niños y niñas. Las raciones de las mujeres constituyeron una variable de ajuste en las erogaciones del Estado para el sostenimiento de la frontera. El reconocimiento de la necesidad de mujeres y la legitimación de su presencia en la frontera a partir de las raciones entra en colisión con la reducción de las raciones de familia. Y fueron precisamente estas las primeras en suprimirse una vez terminada la guerra.

La obra tiene múltiples virtudes. Está escrita con un lenguaje claro, accesible, pero sobre todo con un estilo literario refinado que hace que su lectura sea particularmente interesante y atrapante. Presenta una erudición notable respecto de la cuantiosa información que aporta, ya sea de las fuentes como de la bibliografía que dan sustento a sus análisis.  Tiene el atributo de trabajar con atravesamientos teóricos de distinta raigambre disciplinar. 

El libro “Fortineras” permite desterrar los supuestos interpretativos que silenciaron a las mujeres en los campos de batalla, del mismo modo que los que consagraron como relevantes sólo las actividades desempeñadas por varones.

La lectura de este texto nos permite afirmar, una vez más, la necesidad del compromiso feminista en la academia para desarmar discursos y representaciones hegemónicas históricas acerca de las mujeres y de los varones en la historia. Cristina Ockier escribe desde un doble compromiso: “En primer lugar, con la causa de las mujeres y las luchas del movimiento feminista. En segundo término, con la asunción de una postura intelectual que me condujo a ocuparme de los sectores más oprimidos de la sociedad y, de modo particular, de las mujeres.” En este sentido, este libro es el resultado de una apuesta feminista militante.

Argiroffo, Beatriz  

Aucía, Analía **

  



⃰ Escuela Normal Superior Nº 35 “Juan María Gutierrez”. Contacto: beatrizargiroffo@yahoo.com.ar

** Centro de Estudios Feministas Jurídicos y Sociales, Facultad de Derecho, Universidad Nacional de Rosario. Contacto: analia.aucia@unr.edu.ar