Presentación al dossier “Feminismo materialista:
debates y (re)lecturas desde el Sur”
María Muro*
Introducción
Las luchas encarnadas por el
movimiento feminista a lo largo de la historia fueron capaces de producir
importantes transformaciones sociales, gran parte de estas se tradujeron en
derechos para las mujeres y el colectivo LGBTTIQ+. Otro tanto, todavía hoy son
parte del repertorio de demandas que se expresan en las calles y en todos los
espacios donde el feminismo ha permeado. Estos procesos, con avances y
retrocesos, han posibilitado (re)politizar nuestra existencia cotidiana que
soporta y resiste a los mecanismos de opresión y explotación que se
reconfiguran permanentemente. Frente al recrudecimiento de políticas que hacen
insostenible la vida de las mayorías y multiplican las violencias sobre los
cuerpos feminizados, feminismos para vivir.
Sin dudas, el
feminismo contiene una amplia diversidad de perspectivas. Las
conceptualizaciones sobre reproducción, división sexual del trabajo, familia,
hogar y unidad doméstica, así como los elementos que constituyen a los
mecanismos de dominación patriarcal y las alternativas son siempre materia de
discusión y debate entre corrientes. La perspectiva materialista juega en este
amplio espectro una lectura posible en torno a estos tópicos y constituye el
marco que opera como hilo conductor en este Dossier.
Proponemos un
recorrido por algunos de los principales ejes transversales en el campo de las
teorías materialistas y, también, neomaterialistas.
Las discusiones sobre el trabajo no remunerado y la reproducción social, la
consustancialidad de las relaciones sociales de sexo-género, clase y “raza”,
así como también la crítica al biologicismo y esencialismo y su contribución a
la perspectiva LGBTTIQ+ materialista son parte de los tópicos que atravesaron a
lo largo de décadas la elaboración teórica y política de esta corriente en su
heterogeneidad.
La propuesta de reunir
trabajos en este Dossier, en torno a los tópicos del feminismo materialista,
particularmente de su corriente francesa, surge en el marco de distintas
iniciativas del Grupo de Estudios sobre
Feminismo Materialista. Luego de iniciar un camino de lecturas, diálogos y
debates, distintas investigadoras conformamos este grupo dedicado al estudio de
las teorías materialistas, que se institucionalizaría en el año 2019 en el
marco del Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género (CInIG) en el Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS) de la Universidad Nacional de La
Plata.
El Grupo fue el resultado de una serie de
encuentros y recorridos en común, algunos de estos acaecidos de manera
fortuita, otros tantos planificados en el marco de la vida académica que nos
atraviesa. En este marco, un hito clave en nuestro devenir como colectivo de
investigadoras fueron las Jornadas de Sociología de la Universidad Nacional de
La Plata, luego de haber confluido varias de nosotras en la mesa “Hacia una
crítica de la razón patriarcal” en diciembre de 2018. A partir de allí no
tardamos en compartir el interés por una (re)lectura de Christine Delphy, una de las referentes más visibles de la corriente
materialista francesa. A partir de allí comenzaron los intercambios en torno a
nuestros proyectos de investigación en curso y posteriormente comenzamos a
debatir las obras de Colette Guillaumin, Paola Tabet y Monique Wittig, que nos
permitieron continuar esos diálogos.
Con el objetivo de tomar contacto con otras personas
interesadas en la temática, nos propusimos, a inicios del año 2019, la
organización de la I Jornada sobre
Feminismo materialista: debates y (re)lecturas desde el Sur. La misma se
realizó en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la
Universidad Nacional de La Plata y contó también con el apoyo de la Universidad
Nacional de Avellaneda y del Centro de Estudios Urbanos y Regionales
(CEUR-CONICET). El 14 de noviembre de ese año, se dieron
cita investigadores e investigadoras que compartieron sus trabajos y
reflexiones en torno a diversos nudos problemáticos en el marco de la
perspectiva materialista.[I]
Producto de esta
experiencia, surgió el interés por elaborar este dossier con el propósito de
restituir y de profundizar parte de los debates que atravesaron aquella
jornada. Continuando en esa línea, la premisa es contribuir a la visibilización
de los tópicos y elaboraciones de la perspectiva materialista en clave situada,
fundamentada en la necesidad de aportar herramientas a la elaboración
teórico-política de los feminismos en movimiento. Tal como nos planteamos desde
el inicio de la conformación de nuestro colectivo, la mirada situada sobre las
teorías feministas y la subversión del orden en que el pensamiento mainstream asume el origen de los
conceptos y su problematización -siempre desde el norte hacia el sur- es parte
de una postura teórico-política sobre la que construimos nuestras agendas de
investigación.
Aportes de los materialismos
Desde la década de
1970 en adelante, se ha ido construyendo un espectro amplio de perspectivas o
de agendas teórico-políticas dentro de los feminismos materialistas. Alrededor
de esta corriente amplia, las elaboraciones de autoras como Mariarosa
Dalla Costa o Silvia Federici, por mencionar las más reconocidas, han sido muy
prolíferas en las discusiones en torno a la dimensión de los trabajos ligados a
la reproducción en el capitalismo y han propiciado agudos debates con las
posiciones del marxismo ortodoxo. Posteriormente encontramos a las teóricas de
la reproducción social como Lise Vogel y las más recientes elaboraciones de Cinzia Arruzza y Tithi Bhatthacharya. También las
miradas de la economía feminista de la ruptura a partir de los planteos de
Amaia Perez Orozco y Cristina Carrasco sobre el
avance del conflicto capital-vida y la propuesta de la sostenibilidad de la
vida.
Dentro del diverso
campo de los feminismos materialistas, se destaca la corriente del denominado
Feminismo Materialista Francés que, pese a su actualidad y potencialidad
teórica, no ha sido aún suficientemente abordada en
nuestro medio local. Nacida al calor del movimiento de mujeres en Francia entre
finales de la década de los 60 y mediados de los 70 fue conformada por un
núcleo de activistas e intelectuales como Christine Delphy,
Monique Wittig, Colette Guillaumin,
Nicole-Claude Mathieu y la italiana Paola Tabet entre sus principales referencias.
Desde sus inicios, los
debates propuestos por esta corriente polemizaron con las perspectivas
dominantes de la época, tanto con el marxismo ortodoxo como las producciones
del feminismo de la igualdad y las posiciones esencialistas. Los tópicos
incluyen la discusión en torno al trabajo doméstico y la reproducción, así como
también analizaron aspectos vinculados a los trabajos de cuidado a través del
análisis de la apropiación del tiempo de las mujeres (Guillaumin,
2016 [1978]). Asimismo, otorgaron visibilidad a los mecanismos de control de la
sexualidad y de la capacidad de gestación (Tabet,
2018 [1985]). Otro eje de elaboración teorico-político
estuvo centrando en la comprensión de de las bases
materiales y políticas del sistema heteronormativo (Wittig,
2017 [1992]) y la denominación del “sexo” como una categoria
social, alejándose de la perspectiva biologicista que primaba en gran parte del
discurso feminista.
La desnaturalización
de la categoría de sexo permitió a las teóricas de esta corriente plantear con
claridad que las mujeres no se definen por sus características
anatomo-biológicas o psicológicas, sino que se constituyen como un grupo social
en una relación dialéctica con el grupo social de los varones. Asimismo,
pusieron el foco en la división sexual del trabajo y sus implicancias, que
conlleva a una reelaboración de los términos en que el esquema marxista pensaba
el problema de la opresión de las mujeres y la visibilidad de la coexistencia
de un conjunto de relaciones de opresión que superan los límites de la
dicotomía capital-trabajo en sentido estricto. Esta división sexual es
(re)nombrada por Daniele Kergoat (1997) en términos
de “relaciones sociales estructurales”. De este modo, la socióloga francesa
desplaza el sesgo biologicista que se sostiene en la diferencia biológica
primaria y que implicaría, en última instancia, la razón de esa división de los
trabajos.
Para Guillaumin, como también para Mathieu, las mujeres son una
clase social apropiada (Falquet, 2017; Femenías y Bolla, 2019). Esta relación de apropiación tiene
un carácter estructural y es el quid
de la opresión de las mujeres (Guillaumin, 1978). El
resultado de esta relación de apropiación resulta en una construcción a la vez
material e ideológica que reifica la relación
mujer-naturaleza y reduce a estas a objeto material, a cuerpo disponible: en
palabras de Guillaumin, a cuerpo
máquina-fuerza-de-trabajo. Los productos del cuerpo apropiado entrelazan esa
materialidad con los aspectos simbólicos y discursivos en los que se
interrelacionan en nuestras sociedades[II].
Como señalan Curiel y Falquet (2005), la proposición clave de las contribuciones
de la corriente feminista materialista francesa aboga por la comprensión de los
varones y mujeres no como un grupo natural biológico, ni trata de librar una
“guerra de sexos” sino que propone comprenderlos como producto de una relación
social material, concreta e histórica. Van a decirnos que “(..) esta relación
social es una relación de clase ligada al sistema de producción, al trabajo y a
la explotación de una clase por otra” (Curiel y Falquet,
2005:8). Lejos del universalismo, las autoras van a aportar una clave
interseccional que posibilita incorporar al análisis reflexiones acerca de la
opresión transcultural, transclase o la relación
intrínseca entre racismo y sexismo.
Las
razones de esta invisibilidad de la corriente en nuestra región responde a varios factores. Por un lado, cierta
complejidad en las conceptualizaciones y debates propuestos dificultaron su
circulación fluida por fuera del ámbito académico y la posibilidad de divulgar
sus producciones. Asimismo, los límites idiomáticos y la complejidad de acceso
a traducciones o su tardío pasaje a versiones en español contribuyeron a
limitar su llegada a la región. Sin embargo, más allá de estos elementos
señalados, existe un aspecto en permanente tensión relacionado con las disputas
epistémicas y los modos en que los enfoques y perspectivas se trasladan, se
solapan y se interponen en un juego más complejo de saberes, poderes y
regímenes de visibilidad/legitimidad.
El feminismo
materialista francés se caracterizó por su enfoque antiesencialista y anti-biologicista. Contribuye, prístina y tempranamente, a
resolver el escollo del reduccionismo lingüístico o discursivo que obtura el
análisis de la dimensión económica y material de la violencia sexista y las
desviaciones esencialistas que pregona la perspectiva del feminismo de la
diferencia sexual. En este mismo sentido, podríamos decir que la reflexión del
feminismo materialista francés habilita una mirada interseccional que dialoga
con los feminismos afroamericanos y latinoamericanos (Crenshaw,
1991; Davis,1981; Viveros Vigoya, 2016; Curiel 2002).
Dentro de este
espectro, es menester mencionar la propuesta de Jules Falquet
(2017) que busca recuperar, en diálogo con nuestro continente y en español, la
perspectiva feminista materialista francófona, para contribuir a los análisis
marxistas que los movimientos sociales realizan en nuestros territorios, en los
que la invasión y las violencias coloniales tienen un enorme impacto. Se trata
de confluir en una perspectiva del feminismo decolonial del Abya Yala, a través
de la conceptualización de la “combinatoria straight”, categoría que acuña
para “analizar la producción y el intercambio de personas, y como nudo central
de la imbricación de las relaciones sociales estructurales de sexo, «raza» y
clase” (2017: 3). En efecto, Falquet sostiene que la
alianza entre matrimonio y filiación se conjuga haciendo intervenir las
dimensiones que implican la sexualidad, la «raza» y la clase simultáneamente.
Será categórica al afirmar que ninguna de las lógicas que rigen estas
dimensiones son naturales. Por el contrario, son producto de una construcción
social dada por un conjunto de instituciones y reglas que organizan esa alianza
entre filiación y matrimonio en función del juego simultáneo que rige las tres
dimensiones. A partir de los aportes de Guillaumin,
de Wittig, de Tabet y de
Mathieu, busca restituir las primeras desnaturalizaciones que se realizaron de
estas categorías.
Falquet comienza por la primera desnaturalización que
se hace de la categoría «raza», de la mano de Colette Guillaumin,
quien la presenta como una construcción social que legitima y organiza
materialmente el modo de producción esclavista colonial a partir de la
imposición de las de marcas físicas que ancla en los cuerpos las diferencias
naturales para justificar las desigualdades sociales. La misma lógica
naturalista sobre la que descansa el argumento de la apropiación de las mujeres
en cuanto clase de sexo por los varones, según la autora. Otras de las
desnaturalizaciones que restituye será la que realiza Monique Wittig. Esta autora según Falquet,
fue de las primeras en criticar la supuesta binariedad
de los sexos y del género, afirmando que se trata de una pura construcción
social producida por el pensamiento de la diferencia (o pensamiento straight).
Materialismos situados
La construcción de la
agenda política en el interior de los feminismos ha ido siempre acompañada de
tensiones y disputas. Durante la denominada “segunda ola”, el surgimiento del
feminismo negro[III], a finales de los años setenta y principios de
los ochenta (Hooks,1984), fue en este sentido, sin dudas, un sismo para el
movimiento. Pero las feministas negras no fueron las únicas que problematizaron
los alcances y limitaciones de la hegemonía blanca, heterosexual y de sectores
“acomodados” dentro del feminismo. También lo hizo irrupción del activismo
lésbico (Rich, 1980), el feminismo chicano (Anzalzúa, 2012) y la perspectiva feminista poscolonial.
Todas estas corrientes contribuyeron a cuestionar fuertemente el contenido
eurocéntrico de las producciones mainstream,
proponiendo la elaboración de categorías, nociones y herramientas de acción
política contra la opresión patriarcal, colonial y capitalista desde los
territorios y las comunidades subordinadas (Bidaseca
y Vázquez Laba, 2011).
El feminismo
hegemónico de occidente se produce en el marco de una globalidad que tiene
efectos políticos en la constitución de una mirada de sí y en la construcción
de demandas y reivindicaciones. Pensar en términos de mujeres como un todo, sin
especificar el papel de las clases sociales y las contradicciones
raciales/étnicas, produce una identidad bajo los parámetros de quienes ocupan
lugares “privilegiados” con capacidad de producción y enunciación. En palabras
de Mohanty:
“lo que resulta
problemático en este uso de «mujeres» como grupo, como categoría de análisis
estable, es que se asume una unidad antihistórica y universal entre las mujeres
fundada en la noción generalizada de su subordinación. En vez de demostrar
analíticamente la producción de las mujeres como grupos socioeconómicos y
políticos dentro de contextos locales particulares, esta jugada analítica
limita la definición del sujeto femenino a la identidad de género, ignorando
por completo identidades de clase o étnicas (2008:141)
Del mismo modo, la
autora propone una revisión de las conceptualizaciones sobre reproducción,
división sexual del trabajo, familia, hogar, así como los elementos que
constituyen a los mecanismos de dominación patriarcal específicos. La
universalidad en la que redunda la mayor parte de la producción académica
feminista no posibilita inscribir estas definiciones en los contextos
particulares en los que operan. Esta colonización conceptual imposibilita la
construcción de conocimiento efectivo sobre los modos en que se articulan los
mecanismos de dominación sobre las mujeres, y mucho menos favorece la
generación de herramientas para contrarrestar.
No obstante, la
perspectiva materialista no ha sido potestad únicamente de las producciones del
norte global. Está presente en nuestra región a través de la obra precursora de
Isabel Larguía y John Dumoulin.
Sus aportes sobre el trabajo doméstico y sus implicancias en el capitalismo han
sido clave para posteriores elaboraciones, tal como reconoce Christine Delphy (1970:13 citado en Femenías
y Bolla, 2019). Sus producciones, incluso su original denominación para los
trabajos reproductivos como “trabajo invisible”, se entrelazan con su
compromiso militante con los procesos revolucionarios de la época en nuestra
región. Con residencia en la Cuba socialista, realizan gran parte de sus
elaboraciones pioneras que, sin embargo, fueron poco visibilizadas y subsumidas
dentro de las elaboraciones contemporáneas y posteriores en los países
centrales. Recientemente Mabel Bellucci y Emmanuel Theumer
(2018) permiten explorar en la vida intelectual y en la obra de Larguía y Dumoulin a través su
cuidadoso trabajo de reconstrucción de sus principales debates y análisis,
poniendo en valor la importancia de su trabajo.
En esta misma clave,
los materialismos desde la perspectiva anticolonial también realizan una enorme
contribución. Ochy Curiel (2010) propone la
utilización del concepto de “descolonización” como una propuesta epistemológica
y un posicionamiento político crítico que articule la clase, la raza y la
sexualidad como pilares del feminismo situado en la realidad de América Latina.
Para esto es necesario evitar toda representación de las mujeres como objetos y
no como sujetas de su propia historia, a la vez que implica desligarse de la imagen
victimista que las despoja de sus potencialidades y capacidad de agencia frente
a la opresión patriarcal. Se trata de un ejercicio de relocalización del
pensamiento y la acción feminista desde el Cono Sur, frente a la imposición de
un feminismo ilustrado, blanco, heterosexual e institucional.
Contenido del Dossier
Como ya hemos dicho,
dentro del campo de las perspectivas materialistas, coexisten muchas miradas y
abordajes posibles. En este Dossier es posible advertir la diversidad de
sentidos que adquiere el término “materialismo” según desde donde se lo aborde
y en relación con qué objetivos teórico-políticos se lo recupere. Incluso una
misma teoría puede comprenderse desde diferentes enfoques. Por ende,
encontrarán aquí reunidos artículos diversos, cada uno de los cuales profundiza
un aspecto de acuerdo a la posición de enunciación de cada autor/a. A continuación entonces haremos una breve introducción de cada
uno de los seis artículos que componen este Dossier.
En primer lugar, nos
encontramos con el artículo de Ariel Martínez “La
ontología acuosa de Luce Irigaray. Aportes para un nuevo materialismo hidrofeminista” que propone en sus propios términos
fracturar la identificación de la perspectiva teórica de la diferencia irigarayana con el esencialismo -mote que para Martinez constituye una injusticia epistemica
y el resultado de lecturas poco matizadas dentro del amplio espectro de la
teoría feminista-. También se dispone a una revisión amplia sobre los nuevos
materialismos críticos feministas que, desde su perspectiva, posibilitan una
recuperación de los planteos de Irigaray a partir de una preocupación
ontológica por la materia que permite alejar estas elaboraciones de todo
esencialismo. El artículo nos deja dos preguntas que posibilitan un replanteo
en torno a la materialidad -problematizada a través del vínculo agua-cuerpo en
el marco más amplio de destrucción de los recursos hídricos en nuestra región:
¿Se trata de volver a la naturaleza? ¿O más bien de teorizar una vinculación
compleja entre lo discursivo y lo material desde nuevos marcos epistemológicos?
Interrogantes más que interesantes para (re)pensar nuestros materialismos
situados.
El
artículo de Luisina Bolla y Victoria Estermann nos propone una revisión de los aportes de
Christine Delphy en torno a su concepción sobre el
sistema patriarcal -particularmente en su referencia a la categoría modo de
producción doméstico- inscripta en los debates dentro del campo feminista de la
década de los 70 entre las teóricas de la perspectiva unitaria y la perspectiva
de los sistemas duales. La clave de este trabajo es poner de relieve las
contribuciones de Delphy a las teorías marxistas y al
amplio espectro del enfoque materialista. También este artículo da cuenta del
recorrido y desarrollo de las postulaciones de Delphy
y de las transformaciones teóricas que implican los aportes desde la
perspectiva interseccional; al considerar de la existencia de otras relaciones
sociales estructurales que permiten una revisión crítica acerca de la idea de
la predominancia de “un (solo) enemigo principal”. El artículo nos deja abierta
la puerta a (re)pensar estos desarrollos y aproximarnos a la construcción de
puentes más directos entre la
perspectiva materialista francesa y su diálogo posible con algunas teorías
latinoamericanas contemporáneas.
Por su parte, el
trabajo de Melissa Fernández Chagoya busca indagar acerca del lugar que ocupan
las personas trans en los feminismos de las agendas feministas. Con
interrogantes como ¿a quién le pertenece
el feminismo? o ¿quién puede ser
feminista?, la autora busca retomar las nociones que las feministas
materialistas ofrecen sobre `sexo´, para responder por qué prefieren llamar al
género `diferencia sexual´ y, finalmente, abordar la discusión sobre la
materialización del sexo, con la idea de tensionar algunas de las evidencias
sobre las que se sostiene el debate entre las tradiciones de estudios
feministas y queer. En el intento de
nutrir los debates de hoy en día, su principal objetivo es mostrar que el
feminismo materialista francófono no es transexcluyente.
El artículo de Mariana
Smaldone busca realizar un aporte teórico-conceptual
para el debate sobre la paridad desde una perspectiva de género, a partir del
pensamiento feminista materialista de Christine Delphy,
especialmente su análisis en Classer, dominer. Qui sont
les “autres”? (2008). A partir de este análisis la autora propone
reflexionar sobre la legislación para la paridad de género. Sin desconocer la
realidad francesa sobre la que realiza sus explicaciones la intelectual
francesa, la autora de este texto sostiene que aquellas líneas permiten mantener encendida la crítica en
vista de los avances legislativos en Argentina y al sur de América.
Por último, el
artículo de Analía Aucía propone mostrar cómo el
discurso jurídico resulta un componente ineludible de las formas materiales de
apropiación sexual sobre las mujeres. A partir de los aportes teóricos del
feminismo materialista francés, la autora discutirá sobre la violencia sexual
como una relación de poder entre otras, que construye clases de sexo - varones
y mujeres. Estas clases de sexo no son ni homogéneas ni estáticas ya que varían
de acuerdo a las otras relaciones con las cuales se imbrican y con
configuraciones históricas y geopolíticas distintas. Para esto, hace un
análisis sobre una sentencia judicial emitida en el año 2020 por un tribunal
argentino en el cual se juzga a un varón adulto acusado de violación sexual
contra una niña.
Este
compendio de trabajos aportan
debates, evidencian tensiones y posibilitan hacernos nuevas preguntas en torno
a nuestros objetos de investigación. Pero fundamentalmente, aportan a la
visibilidad de un conjunto de conceptos y autoras que son de vital importancia
para (re)pensar nuestra praxis feminista en tiempos complejos que nos
atraviesan.
Sin dudas, la agenda
de los feminismos se ha caracterizado por ser sumamente heterogénea con
reivindicaciones atravesadas por la propia composición política, racial y de
clase de cada sector del movimiento. Asimismo, la incorporación de la
“perspectiva de género” en el ámbito de las instituciones y las políticas de
acción gubernamental nos ha puesto en otra encrucijada: la tensión entre el
reconocimiento de las demandas del movimiento feminista y ciertas concesiones
en torno a la necesidad de garantizar la legitimidad de los proyectos de
modernización democrática capitalista excluyentes. En este sentido, los
feminismos, y en particular las corrientes materialistas, tienen la
potencialidad de convertirse en una herramienta capaz de condensar demandas,
(re)elaborar teorías y articular formas de resistencia que emergen desde las
experiencias concretas, lo que consideramos los llena de potencia. Resulta urgente entonces, abordar la tarea de
construir un puente más sólido entre ideas y acción política con el objetivo de
crear alternativas para la transformación social en clave situada.
Bibliografía
ANZALDÚA, Gloria (2012). “Movimientos en rebeldía y las culturas que traicionan” (cap. 2); “La conciencia de la mestiza” (cap. 7) en Bordelands. La frontera. The new Mestiza, San Francisco, Aunt Lute.
BELLUCCI, Mabel y THEUMER, Emmanuel (2018). Desde la Cuba revolucionaria: feminismo y marxismo en la obra de Isabel Larguía y John Dumolin. Buenos Aires: CLACSO.
BIDASECA, Karina y VAZQUEZ LABA, Vanesa (ed)
(2011). Feminismos y poscolonialidad:
descolonizando el feminismo desde y en América Latina. Buenos Aires,
Ediciones Godot.
BOLLA,
Luisina (2018). “Cartografías feministas
materialistas: Relecturas heterodoxas del marxismo” en Nómadas (48) pp.
117-134, Universidad Central de Bogotá.
CABNAL, Lorena (2010). “Acercamiento a la construcción de la propuesta de pensamiento
epistémico de las mujeres indígenas feministas comunitarias de Abya Yala”, en Feminismos diversos: el feminismo comunitario, ACSUR-Las Segovias. Disponible en:
https://porunavidavivible.files.wordpress.com/2012/09/feminismos-comunitario-lorena-cabnal.pdf
CRENSHAW, Kimberlé (1991). Mapping the Margins. Intersectionality, Identity Politics
and Violence against Women of Color. Stanford Law
Review, 43(6), 1241-1297. Recuperado de http://ec.msvu.ca:8080/xmlui/bitstream/handle/10587/942/Crenshaw_article.pdf?sequence=1
CURIEL,
Ochy (2002). Identidades esencialistas o construcción
de identidades políticas: el dilema de las feministas negras. Otras Miradas, 2(2), 96-113. Recuperado
de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=18320204.
CURIEL,
Ochy (2010). “Descolonizando
el feminismo: una perspectiva desde América Latina y El Caribe” en Espinosa Miñoso, Y. (Coord.) Aproximaciones críticas a las prácticas
teórico-políticas del feminismo latinoamericano. Buenos Aires, En la
frontera.
CURIEL, Ochy y FALQUET, Jules (comps.) (2005). El patriarcado al desnudo. Tres feministas materialistas. Buenos Aires: Brecha Lésbica.
DAVIS, Angela (2004/1981). Mujeres, raza y clase. Madrid: Akal.
DELPHY, Christine (1985). “L ennemi principal” en (2013) Lennemi principal. 1. Economie politique du patriarcat. París: Syllepse. Traducción en castellano en Delphy, C. Por un feminismo materialista. El enemigo principal y otros textos: Barcelona: LaSal, ed, de les dones.
FALQUET, Jules (2017). “Están atacando a las personas más importantes para la reproducción social y la acumulación del capital”. Entrevista con Luisina Bolla en Cuadernos de Economía Crítica, 4 (7), pp. 191-202.
FALQUET, Jules (2017). “La combinatoria straight. Raza, clase, sexo y economía política: análisis feministas materialistas y decoloniales”. en Descentrada, vol. 1, nº 1, e005.
FEMENÍAS,
María Luisa (2019). Itinerarios de teoría feminista y de género:
algunas cuestiones histórico-conceptuales, Bernal: Universidad Nacional de
Quilmes. Disponible en:
http://www.unq.edu.ar/advf/documentos/5cd5a8b8aecfd.pdf
FRASER,
Nancy (2014). “Tras la morada oculta de Marx. Por una concepción ampliada de
capitalismo” en New Left
Review 86, pp. 57-76. Disponible en
http://rusredire.lautre.net/wp-content/uploads/Nancy-Fraser-Tras-la-morada-oculta-de-Marx-NLR-86.pdf
GUZMÁN
ARROYO, Adriana (2015): “Feminismo Comunitario-Bolivia. Un feminismo útil para
la lucha de los pueblos”, en Revista con la A, N°38. Disponible en
https://conlaa.com/feminismo-comunitario-bolivia-feminismo-util-para-la-lucha-de-los-pueblos/?output=pdf
hooks, bell (2004). “Mujeres negras. Dar forma a la teoría feminista” en hooks, b.; Brah. A.; Sandoval, Ch.; Anzaldúa, G. Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras. Madrid, Traficantes de sueños.
JABARDO,
Mercedes (2012). Feminismos negros. Una
antología, Madrid, Editorial Traficantes de Sueños. Disponible en:
https://www.traficantes.net/sites/default/files/pdfs/Feminismos%20negros-TdS.pdf
KOROL,
Claudia (2016). “Feminismos populares Las brujas necesarias en los tiempos de
cólera”, en Nueva Sociedad N° 265,
septiembre-octubre, pp. 142-152. Disponible en
https://nuso.org/media/articles/downloads/9._TC_Korol_256.pdf
LUGONES, María (2008). “Colonialidad y Género”, en Tabula Rasa, 9, pp. 73-101.
MOHANTY, Chandra T. (2008). “Bajo los ojos de Occidente: academia feminista y discurso colonial”, en Suárez Navaz, L. y Hernández R.A. (eds.) Descolonizando el feminismo. Teoría y prácticas desde los márgenes. Madrid, ediciones Cátedra.
RICH, Adrienne (1996). “Prólogo. Heterosexualidad obligatoria y
existencia lesbiana”, en DUODA Revista d'Estudis
Feministes, núm 10,
pp.15-42. Disponible en
http://www.mpisano.cl/psn/wp-content/uploads/2014/08/Heterosexualidadobligatoria-y-existencia-lesbiana-Adrienne-Rich-1980.pdf
VIVEROS
VIGOYA, Mara (2016). “La interseccionalidad: una aproximación situada a la
dominación.” En Debate feminista, 52,
1-17.
WITTIG,
Monique (1980-2006). El pensamiento
heterosexual y otros ensayos, Editorial
Egales, Barcelona. Disponible en
http://www.caladona.org/grups/uploads/2014/02/monique-wittig-el-pensamiento
heterosexual.pdf
* Lic.
en Sociología (UNLP), Especialista en Educación en Géneros y Sexualidades
(UNLP), Master di II livello in Sociologia:
teoria, metodologia, ricerca (Roma TRE), Candidata a Doctora en Ciencias
Sociales (FSOC - UBA), Becaria doctoral de CONICET, Centro de Estudios Urbanos
y Regionales. maria.muro@conicet.gov.ar
[I] http://idihcs.fahce.unlp.edu.ar/cinig/610-2/
[II] Guillaumin va a denominar sexage a la relación social de clase que se basa en la apropiación del cuerpo y tiempo de las mujeres tanto a nivel individual como colectivo, entre miembros de la clase de los varones y miembros de la clase de las mujeres (Femenías y Bolla, 2019: 100; Bolla, 2018)
[III] El feminismo negro propuso un profundo giro epistémico-político al exigir (e integrar) al análisis de los mecanismos de opresión no solo las experiencias de género sino también las de clase y raza. Este giró significó una transformación de la lucha estratégica y, por tanto, la redefinición del sujeto político central del movimiento feminista, ampliando sus propias fronteras internas (Femenías, 2019).